Usamos mucha energía y hardware para calentar las zonas de origen y tratar los fluidos extraídos. La pregunta no es si la remediación térmica in situ (ISTR) tiene un mayor impacto que no hacer nada o hacer un poco (por ejemplo, atenuación natural monitoreada (MNA), extracción de vapor del suelo (SVE), bombeo y tratamiento), sino cómo el tratamiento térmico se compara con las alternativas de efectividad similar (Ding et al 2019). En este sentido, la termal se sostiene por sí sola, siendo la excavación el único otro remedio comparable. Esto es particularmente cierto para las áreas de entrenamiento de incendios con concentraciones elevadas de sustancias de perfluoroalquilo y polifluoroalquilo (PFAS), un conjunto muy recalcitrante de contaminantes.